San Miguel de Allende: No puedes dejar de visitarlo
- Andrea Galván
- 30 nov 2017
- 2 Min. de lectura

Había ya escuchado acerca de San Miguel, pero nunca había tenido la oportunidad de ir: la verdad es que terminé sorprendida.
Fachadas hermosas y llenas de colores, era todo lo que veía mientras caminaba por las calles de este increíble lugar. Había una gran cantidad de turismo, tanto nacional como internacional. No dude en admirar las diferentes edificaciones; desde casas pequeñas de estilo colonial, hasta una impresionante parroquia gótica, reconocida como el símbolo de la ciudad.
Visité el ex Palacio Municipal, famoso porque ahí se instaló el primer Ayuntamiento del México independiente en 1810. También fuimos a la Casa Allende y el Templo de San Francisco, lugares que tenían un hermoso diseño a pesar de ser estilos diferentes. Definitivamente, lugar al que voltearas en San Miguel, lugar en el que habría algo que admirar; incluso llegamos a ver una residencia, conocida como la Casa del Mayorazgo, la cual es una impresionante propiedad privada.
Llegué a un hermoso lugar llamado doce-18: hotel, restaurante y boutique ubicado en lo

que era conocido como la Casa Cohen. Dicho sitio mezcla estilo colonial con uno contemporáneo. En este bello edificio hay un área de comida rápida estilo gourmet.
Ya con el estómago lleno, me dirigí al mercado de artesanías. En él podías encontrar objetos hechos de latón y lamina, materiales comunes entre los artesanos de la ciudad.

Las horas pasaban, y yo cada vez me enamoraba más de San Miguel. Como ya había pasado un tiempo desde la comida, decidí tomar otro break e ir a comer un postre en el restaurante San Agustín; me habían recomendado los tradicionales churros, y el chocolate caliente que preparan ahí.
Tras un maravilloso día, era hora de conocer la vida nocturna. Decidí dar un recorrido por diferentes bares y terrazas. Hubo uno en particular que no sólo tenía gran ambiente, sino que su belleza y atractivo se debían a que el bar se encontraba en una impresionante terraza, desde donde podías apreciar todo el poblado.
Al día siguiente, decidí despedirme de San Miguel yendo al mirador, desde el cual tienes una vista increíble de la ciudad, donde se puede ver la parroquia, la cúpula y la torre del Templo de San Francisco. Sin duda, la mejor manera de decir adiós a un hermoso lugar.

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